sábado, 10 de noviembre de 2007

La utilización de las palabras "nombres" y "nombres" en las obras de Bahá u lláh puede parecernos extraña. El concepto místico que esto encierra es qu

La utilización de las palabras "nombres" y "nombres" en las obras de Bahá u lláh puede parecernos extraña. El concepto místico que esto encierra es que DIOS, Quien hizo existir el cosmos físico, creó la naturaleza. Bahá u lláh afirma:

La Naturaleza es en su esencia la personificación de Mi Nombre, el Hacedor, el Creador.

La Naturaleza es la Voluntad de DIOS y su expresión dentro y a través del mundo contingente (que puede suceder), del mundo circunstancial(que depende de ello).

Es una dispensación de la Providencia ordenada por el Ordenador, el Omnisapiente.

Está dotada de un poder cuya realidad los eruditos no comprenden.

En verdad, un hombre de discernimiento no puede percibir nada en ella que no sea el refulgente esplendor de Nuestro Nombre, el Creador.

El hombre, único ser natural que posee la inmortalidad y el don del habla, retiene los conceptos dándoles nombres, clarifica los sentimientos y pensamientos oscuros nominándolos. Hay nombres de DIOS, títulos de DIOS, nombres de Baháulláh, títulos de Baháullá que nos ayudad a aclarar nuestro pensamiento y a acercarnos a Ellos. Las cosas nombradas están en nuestro mundo físico pero DIOS mismo, se nos enseña, es "santificado por encima de todos los atributos y todos los nombres".

¡OH Tú en Cuyas manos se halla el reino de todos los nombres y en el puño de Cuyo poder se hallan todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra!

¡OH Tú que eres el Poseedor de todos los nombres y atributos, que sostienes en Tu puño el imperio de cuanto ha sido creado en el cielo y en la tierra!

Aquél por un movimiento de Cuyo dedo fueron originados todos los nombres y su reino, y fueron creados todos los atributos y su dominio.

¡OH Tú en Cuya mano se halla el imperio de todos los nombres!

El Señor de todos los nombres.

Tú en Cuya mano están el cielo de la omnipotencia y el reino de la creación.

Aquél Cuyo poder es inmenso, Cuya venganza es terrible.

Tú en Cuyo puño se hallan las riendas de las almas de todos los que Te han reconocido y en Cuya diestra están los destinos de todos los que están en el cielo y de todos los que están en la tierra.

Atestiguo que todo lo que no seas Tú es Sólo creación Tuya y se halla en la palma de Tu mano.(Baháullá).

La realidad. Conocer y amar a DIOS:
Si una persona esta desconectada de lo que es el propósito de cierta cosa, esta desconectada de la realidad de la misma. Por ejemplo; La persona que se relaciona con un frigorífico utilizándolo como armario para el calzado esta desconectada de la realidad de ese frigorífico, debido a que no entiende cual es su propósito. Que uno no comprenda cual es el propósito del frigorífico significa que uno es incapaz de hacer uso de su poder esencial: la refrigeración.

¿Que sucede, pues, si un ser humano esta desconectado de lo que es su propia realidad; porque no entiende cual es su propósito? Se convierte en un extraño para si mismo, un ser alineado que es una palabra que se ha hecho popular para referirse a cierto tipo de enfermedades mentales.

Alguien que esta alineado no sabe quien es ni a donde va. Si uno no sabe quien es ni donde va acabara por estar trastornado. Además la relación de uno mismo con otros seres humanos se vera perturbada, pues se vera impulsado a aferrarse a la gente que esta a su alrededor y a imponerse sobre ellos y será incapaz de asumir una responsabilidad, tanto para si mismo como para los demás.

Por ello, es absolutamente esencial para nosotros estar bien conectados con nuestra propia realidad.

¡Alabado sea DIOS!, las edades medievales de la oscuridad han pasado y este siglo de esplendor ha amanecido, este siglo en que la realidad de las cosas se esta haciendo evidente…

…Este es, claramente, el siglo de una nueva vida, el siglo de la revelación de la realidad y por lo tanto el mas importante de todos los siglos.

¡Oh amigos de DIOS! Esforzaos para que esta oscuridad pueda ser completamente disipada y el misterio oculto pueda ser revelado y las realidades de las cosas se hagan manifiestas y evidentes. (Abdu ´ l-Bahá).

La manera fundamental mediante la que nos ponemos en contacto con la realidad de las cosas es comprendiendo cual es su propósito; Nuestro propósito es conocer y amar a DIOS. Nuestra realidad es expresar ese conocimiento y amor, reflejando los atributos de DIOS, una capacidad que senos ha dado.

Habiendo creado el mundo y todo lo que en el vive y se mueve, Él, por intermedio de la acción directa de su ilimitada y soberana voluntad, escogió conferirle al hombre la distinción y capacidad única de conocerle y amarle, una capacidad que debe necesariamente ser considerada el impulso generador y el objetivo primordial que sostiene la creación entera… Sobre la más íntima realidad de cada cosa creada, Él ha derramado la luz de uno de sus nombres y la ha hecho un recipiente de la gloria de uno de sus atributos. Sobre la realidad del hombre, sin embargo, Él ha concentrado el esplendor de todos sus nombres y atributos y ha hecho a esta un espejo de su propio Ser. De todas las cosas creadas solo el hombre ha sido escogido para recibir tan gran favor y tan perdurable generosidad. (Bahá ´ u ´ lláh).

Bahá ´ u ´ lláh, muestra la interrelación que existe en toda la creación en el hecho de que cada cosa ha sido creada con la capacidad de reflejar uno de los atributos de DIOS y uno de sus nombres, y en el ápice de la creación se encuentra el hombre que ha sido dotado con la capacidad de reflejar todos sus atributos. Por lo tanto, el saber cuales son estos atributos y que es lo que hemos de hacer para desarrollarlos es una parte vital del proceso de comprender cual es el propósito de DIOS para el hombre.

Sin tal comprensión no podemos tener conciencia de tener un destino, ni poder para cambiar el mundo.

¡OH hijo del Ser!

A mame, para que YO te ame. Si tú no Me amas, Mi amor no puede de ningún modo alcanzarte.

Sábelo, OH siervo. (Baháulláh; Las palabras ocultas).

Lo que engrandece al hombre, más bien no es lo que hace o deja de hacer, si no más bien el reconocimiento de sus imperfecciones; sus limitaciones; su humildad; la actitud de sumisión a DIOS y hacia los demás seres. (Khalil Gilbran).

Atributos Divinos:
Bahá ´ u ´ lláh nos dice que conocer y amar a DIOS es el impulso generador y el objetivo primordial que sostiene a la creación entera; El nos asegura a todos que tenemos la capacidad de reflejar los atributos de DIOS y que esta Capacidad constituye lo que es nuestra realidad.

Conocer y adorar a DIOS: Conocer a DIOS quiere decir llegar a una comprensión y conocimiento de sus atributos, no de su esencia, ya que el misterio de la divinidad esta santificado y purificado de la comprensión de los seres…

El conocimiento de la realidad de la divinidad es imposible e inalcanzable, pero el conocimiento de las Manifestaciones de DIOS es el conocimiento de DIOS… ¡Benditos aquellos que reciben la luz de la munificencia divina procedente de los puntos del Amanecer del Conocimiento! (Baháulláh).

Las Manifestaciones de DIOS nos permiten conocer lo que son los atributos y nombres de DIOS. A través de la compresión de dichos nombres y atributos podemos aprender como cumplir nuestro propósito.

Reflejar los atributos de DIOS: ¿Que sucedería si, después de orar, nos dijéramos: Nuestro propósito y nuestra función es reflejar los nombres y atributos de DIOS. Todo aquello que pensemos, veamos o sintamos en el transcurso del día lo haremos teniendo esto presente ante nuestra conciencia? ¿No cambiaria esa resolución nuestra manera de sentir y de comportarnos?

Si aprendiéramos de memoria y meditáramos la afirmación de Abdu ´ l-Bahá de que la divinidad de DIOS, que es la suma de todas las perfecciones, se refleja en la realidad del hombre y la tuviéramos en mente durante todo el día , nos resultaría imposible estar malhumorados, ser irascibles, poco cooperativos o injustos.

Los nombres y atributos de DIOS; El hombre, único ser natural que posee la inmortalidad y el don del habla, retiene los conceptos dándoles nombres; clarifica los sentimientos y pensamientos oscuros nominándolos. Hay nombres de DIOS, títulos de DIOS, nombres y títulos de Bahá ´ u ´ lláh, que nos ayudan a aclarar nuestros pensamientos y acercarnos a Ellos. Las cosas nombradas están en nuestro mundo físico pero DIOS mismo, se nos enseña, es "Santificado por encima de todos los atributos y todos los nombres".(El Deseo del mundo-por Rúhiyyih Rabbani).

Títulos de DIOS : Algunos de una lista de unos ciento sesenta: El Todopoderoso. El que todo lo ve. El Omnisciente. El Que todo lo compele. El Que todo lo conquista. El Que todo lo penetra. El Poseedor de todo. El Señor de la creación. La Eterna verdad. El Todo glorioso. El Todo munífico. El Omnisapiente. El Informado de todo. El Autor de todas las Manifestaciones. El uno. El Único. El Soberano del universo. El Eterno. El Invisible. El Inaccesible. El Autosuficiente. El Más compasivo. El Amado. El Deseo del mundo. La Eterna verdad…

EL propósito del DIOS único y verdadero al manifestarse a si mismo es emplazar a toda la humanidad a la veracidad y sinceridad, a la piedad y confiabilidad, a la resignación y sumisión a la voluntad de DIOS. A la paciencia y amabilidad, a la rectitud y la sabiduría.(Bahá ´ u ´ lláh).

EL propósito de la vida: DIOS ha abierto las puertas de virtudes y talentos ideales ante la faz del hombre. Ha creado dentro de su ser los misterios del reino divino. Le ha otorgado el poder del intelecto para que mediante los atributos de la razón, cuando es fortalecido por El Espíritu Santo, el pueda penetrar y descubrir las realidades ideales…(Abdu ´ l-Bahá).

El Todo Amoroso DIOS creo al ser humano para que irradiara la Luz Divina e iluminase al mundo con sus palabras, sus acciones y su vida. Si no tiene virtud no será mejor que un simple animal, y una criatura carente de inteligencia es una cosa vil.

El padre Celestial dio al ser humano el inapreciable don de la inteligencia, para que pudiera convertirse en una luz espiritual, penetrando la oscuridad de la materialidad, y llevando benevolencia y verdad al mundo. Si vosotros seguís con ahínco las enseñanzas de Bahá ´ u ´ lláh, sin duda os transformareis en la luz del mundo, el consuelo y la ayuda de la humanidad, y la fuente de salvación para el universo entero. Esforzaos entonces, con alma y corazón, por seguir los preceptos de la Bendita perfección, y podéis estar seguros que si lográis vivir la vida que El os ha señalado, la vida eterna y la felicidad perpetua en el Reino Divino serán vuestras, y todos vuestros días os será enviado el sustento celestial para fortaleceros.

¡Es mi mas sincera oración que cada uno de vosotros pueda alcanzar esta felicidad perfecta! (Abdu ´ l –Bahá).

La relación entre DIOS y la humanidad, Sus criaturas:
Todas las criaturas emanan de Dios, o lo que es igual, todas las cosas se realizan por medio de Dios y por su intermedio todos los seres han sido llamados a la existencia. La primera emanación de Dios es esa realidad universal que los filósofos de la antigüedad llamaban "Mente Primordial" y los bahá'ís denominan "Voluntad Primera". Dicha emanación, en lo que concierne a su acción en el mundo de Dios, no está limitada ni por el tiempo ni por el lugar; no tiene principio ni fin (principio y fin, respecto de Dios, son uno). La preexistencia de Dios es una preexistencia esencial y temporal. Por otro lado, la accidentalidad de lo contingente es esencial y no temporal.

Aunque la "Mente Primordial" carece de principio, no por ello es copartícipe de la preexistencia de Dios, pues la existencia de la realidad universal, en relación con la existencia de Dios nada es, y no tiene capacidad de llegar a ser socio de Dios ni de ser como Él en cuanto a la preexistencia.

La existencia de los seres vivientes consiste en composición; su muerte, en descomposición. No obstante, no cabe destrucción o aniquilamiento absoluto de la materia universal y de sus elementos. Más bien su inexistencia consiste en una transformación o reversión. Por ejemplo, cuando el hombre muere, se convierte en polvo; pero no se convierte en la nada absoluta, sino que continúa existiendo en forma de polvo. Mediante su transformación, lo que era una realidad compuesta se descompone accidentalmente. Lo mismo cabe decir de la aniquilación de los demás seres, por cuanto la existencia no se convierte en la inexistencia absoluta, y la existencia absoluta no deviene existencia.

"¡OH corazón, si el ignorante te dice que el alma perece como el cuerpo, tu responde que la flor perece, pero la semilla permanece. Esta es la ley de Dios". (Khalil- Gibrám).

El espíritu humano procede de DIOS:
La procedencia es de dos clases: la procedencia y aparición por emanación y la procedencia y aparición por manifestación. La procedencia por emanación es como la salida a escena del actor, o el escrito del escritor. Pues bien, el discurso emana del orador, el escrito emana del escritor; y, de la misma manera, el espíritu del hombre emana de Dios. No es que manifieste a Dios, en el sentido de que alguna parte se haya desprendido de la Realidad Divina para entrar en el cuerpo del hombre. Al contrario, tal como el discurso emana del orador, así el espíritu aparece en el cuerpo del hombre.

Pero la procedencia por medio de la manifestación es la manifestación de la realidad de una cosa bajo diferentes formas; verbigracia, la aparición de este árbol a partir de la semilla, o la aparición de la flor a partir de la semilla de la flor, casos ambos en los que es la misma semilla la que aparece en forma de ramas, hojas y flores: esto es lo que se denomina procedencia por manifestación. La relación del espíritu humano con respecto a Dios es una relación de emanación semejante a la que se da entre discurso y orador o entre escrito y escritor. En los dos casos ni la persona del orador se convierte en el discurso, ni el escritor en el escrito. Se trata, pues, de una procedencia por emanación. En efecto, el orador posee una capacidad y poder perfectos, así que el discurso emana de él como la acción emana del actor. El Verdadero Orador, la Esencia de la Unidad, ha permanecido siempre en una condición única, no sujeta a cambios, alteraciones, transformaciones o vicisitudes. Él es el Eterno, el Inmortal. Por tanto, la procedencia de los espíritus humanos respecto de Dios es una procedencia de emanación. Cuando se dice en la Biblia que Dios insufló en el hombre su espíritu, dicho espíritu es semejante al discurso que emana del Verdadero Orador y produce su efecto en la realidad del hombre.

Pero la procedencia a través de manifestación (si por tal lo que se quiere significar la aparición divina y no una división por partes), según hemos dejado dicho, consiste en la procedencia y aparición del Espíritu Santo y la Palabra, la cual procede de Dios. Tal como dice el evangelio de Juan: "En el principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios" Por consiguiente, el Espíritu Santo y la Palabra constituyen la aparición de Dios. Espíritu y Palabra se refieren a las perfecciones divinas que aparecieron en la realidad de Cristo, perfecciones éstas que estaban con Dios. De igual modo, el sol manifiesta toda su gloria en el espejo. Pues la Palabra no significa el cuerpo de Cristo, sino las perfecciones divinas manifiestas en Él. Pues Cristo era como un límpido espejo vuelto hacia el Sol de la Realidad. Las perfecciones del Sol de la Realidad, a saber, su luz y calor, resultaban visibles y evidentes en este espejo. Al mirar en él vemos el sol y decimos "es el sol". Por tanto, la palabra y el Espíritu Santo -o sea, las perfecciones divinas- constituyen la aparición divina.

Este es el significado del versículo del evangelio que dice: "La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios", ya que las perfecciones divinas no son diferentes de la Esencia de la Unicidad. Las perfecciones de Cristo reciben la designación de "la Palabra" por ser las perfecciones de Cristo comparables a la estación o rango de la palabra: mientras que todos los seres se encuentran en la condición de letras, y una letra sola no tiene un significado completo por sí misma, la palabra por el contrario admite un significado completo. En la medida en que la realidad de Cristo consiste en la manifestación de las perfecciones divinas, en esa medida cabe referirse a ella como la palabra. ¿Por qué? Porque Cristo es la suma de los significados más perfectos. Por ello es por lo que se le llama "la Palabra".

Has de saber que la procedencia en Dios de la Palabra y el Espíritu Santo -la procedencia o aparición por manifestación- no debe ser entendida como la fragmentación o multiplicación de la Realidad de la Divinidad, o como su descenso desde las alturas de santidad y pureza. ¡Dios no lo permita! Si se dirigiese un espejo fino y bruñido hacia el sol, la luz y el calor, la forma y la imagen del sol resplandecerían en él tan manifiestamente que si alguien llegase a afirmar "éste es el sol", refiriéndose al sol que brilla y se hace visible en el espejo, diría la verdad. No obstante, el espejo es el espejo, y el sol es el sol. El Sol Único, aun cuando aparezca en numerosos espejos, es único. Dicho estado no tiene morada, no entra, no se mezcla, no desciende; pues entrar, morar, descender, salir y mezclarse, son necesidades y características de los cuerpos, no de los espíritus, no se hable ya de la Realidad pura y santificada de Dios. Dios está exento de todo cuanto no corresponda a su pureza, a su exaltada y sublime santidad.

El Sol de la Realidad, como ya hemos dicho, ha permanecido siempre en una única condición, sin sufrir cambios o alteraciones, transformaciones o vicisitudes. Él es Eterno y Sempiterno. Pero la Santa Realidad de la Palabra de Dios se halla en la condición del espejo puro, refinado y bruñido en donde aparecen calor, luz, imagen y semejanza, esto es, las perfecciones del Sol de la Realidad. Por esta razón Cristo dice en el evangelio: "El Padre está en el Hijo", es decir, el Sol de la Realidad aparece en el espejo. ¡Alabado sea Aquel Quien resplandeció sobre esta Santa Realidad, quien es santificado entre todos los seres.(Abdu´ l Bahá).

Por otro lado, las diferencias de condición propias del mundo de la existencia impiden la comprensión. Por ejemplo: esta piedra pertenece al reino min

Por otro lado, las diferencias de condición propias del mundo de la existencia impiden la comprensión. Por ejemplo: esta piedra pertenece al reino mineral y por mucho que progrese jamás podrá comprender lo que es el poder del crecimiento. Las plantas y los árboles, por más que avancen, se revelan incapaces de concebir lo que son la vista y los restantes sentidos. Tampoco el animal sabe cuál es la condición del hombre, es decir, sus poderes espirituales. Por tanto, las diferencias de condición constituyen un obstáculo para el conocimiento: el grado inferior no puede comprender al grado superior. Según eso ¿cabe imaginar que la realidad fenoménica alcance a comprender a la Realidad Preexistente? Por consiguiente, conocer a Dios significa conocer y comprender los atributos divinos, no la Realidad de Dios. Dicho conocimiento de los atributos no es algo absoluto, sino que es proporcional a la capacidad y poder del hombre.

La filosofía consiste en la comprensión de la realidad de las cosas tal como son, en proporción a la capacidad y poder del hombre. Pues la realidad fenoménica que es el hombre no tiene otra vía para comprender los atributos preexistentes que hacerlo en la medida de su propia capacidad. El misterio de la Divinidad está santificado y purificado por encima de la comprensión de los seres, ya que cuanto se le ofrece a la imaginación humana es sólo lo que el hombre entiende. Las luces humanas no abarcan la Realidad de la Divina Esencia. Todo lo más que una persona es capaz de entender son los atributos de la Divinidad, el esplendor de los cuales aparece y se hace visible en el mundo y dentro de las almas de los hombres.

Puesto que la realidad de las cosas es un reflejo de la Realidad Universal, cuando observamos el mundo y las almas de los hombres, vemos signos, maravillosos, claros y evidentes de las divinas perfecciones. La Realidad de la Divinidad es comparable al sol que desde las gloriosas alturas brilla sobre todos los horizontes. Cada horizonte y cada alma reciben una parte de su refulgencia, pues que de no existir tal luz y tales rayos, los seres tampoco existirían. No hay ser que no reciba y manifieste algún rayo de esta luz. Mas los esplendores de las perfecciones, generosidades y atributos de Dios brillan y resplandecen en y desde la realidad del Hombre Perfecto, esto es, el Único, la Manifestación Suprema de Dios. Los demás seres reciben solamente un rayo; pero la Manifestación Suprema es el espejo donde se tornan diáfanos todos los atributos, perfecciones, signos y maravillas del Sol.

El conocimiento de la Realidad de la Divinidad es imposible e inalcanzable; no así el conocimiento de las Manifestaciones de Dios, que es equivalente al conocimiento de Dios, ya que las generosidades, esplendores y atributos divinos están manifiestos en Ellas. La persona que logra conocer a las Manifestaciones de Dios, alcanza el conocimiento de Dios. Si esa misma persona se muestra negligente en conocer a las Santas Manifestaciones, se verá privada del conocimiento de Dios. Queda entonces confirmado y probado que las Santas Manifestaciones son el centro de la munificencia, los signos y las perfecciones de Dios. ¡Benditos sean quienes reciben la luz de la munificencia divina de los luminosos Puntos de Alborada! (Abdu´l Bahá).

Pero al fin desperté de mi sueño profundo al descubrir que nada se encuentra más alejado del entendimiento humano que aquello que al mismo tiempo se encuentra presente para él, y nada está más presente para él que aquello que es universal, anterior y superior…

¿Qué cosa hay más omnipresente que DIOS mismo, en quien vivimos, somos y actuamos? Y sin embargo. ¿Qué cosa hay que este más remotamente situada respecto a la esfera de nuestra compresión?...

Emmanuel Swedenborg. El habitante de los mundos. 144-145…

LA Deidad solo puede ser comprendida a través de las Manifestaciones Divinas:
Pregunta: ¿Cuál es la relación entre la Realidad de la Deidad, y los Horizontes Señoriales, los Divinos Puntos de Amanecer?

RESPUESTA: Has de saber que la Realidad de la Deidad o la sustancia de la Esencia de la Unidad es santidad pura y beatitud absoluta, es decir, está santificada y se encuentra más allá de toda alabanza. La totalidad de los atributos supremos de los grados de la existencia, comparados con este plano, no son sino imaginaciones. Dicha realidad es invisible, incomprensible, inaccesible; constituye una esencia que no cabe describir, pues la Esencia Divina abarca todas las cosas. Verdaderamente, lo abarcable es más grande que lo abarcado, y lo abarcado no puede abrazar a lo que lo abarca, ni comprender su realidad. Por mucho que la mente progrese, aunque alcance la cima de la comprensión y el límite del entendimiento, tan sólo ha de llegar a contemplar los signos y atributos divinos del mundo de la creación, no los del mundo divino. Pues la esencia y los atributos del Señor de la Unidad ocupan la cima de la santidad. No hay manera de que las mentes y la comprensión sean capaces de aproximarse a esa posición. "El camino está vedado, y la búsqueda, prohibida".

Es evidente que el entendimiento humano es una propiedad de la existencia humana, y que el hombre es un signo de Dios. ¿Cómo puede la cualidad del signo abarcar al creador de éste? Esto es ¿cómo puede el entendimiento, que es una cualidad de la existencia humana, comprender a Dios? Por tanto, la Realidad de la Deidad está oculta a toda comprensión, y velada a la mente de todos los hombres. Es absolutamente imposible ascender a ese plano.

Comprobamos que todo lo que es inferior se revela impotente para comprender la realidad de lo que es más elevado. Así, la piedra, la tierra y el árbol, por más que evolucionen, no pueden comprender la realidad del hombre, ni entra en ellos el imaginar los poderes de la vista, oído y demás sentidos, si bien todos ellos son igualmente creados. Por tanto ¿cómo puede el hombre, ser creado, comprender la realidad de la Esencia pura del Creador? Ese plano es inalcanzable para el entendimiento. No hay explicación que lo haga comprensible, ni poder que lo señale. ¿Qué tiene que ver un átomo de polvo con el mundo de la pureza, y qué relación cabe entre la mente limitada y el mundo infinito? Las mentes se ven impotentes para comprender a Dios, y las almas se confunden al pretender desentrañarle. "Los ojos no Le ven, mas Él ve a los ojos. Él es el Omnisciente, el Conocedor."

Por consiguiente, con respecto a ese plano del ser toda aseveración y toda elucidación resultan deficientes, toda alabanza y toda descripción son impropias, toda concepción es vana, y toda meditación, inútil. No obstante, esta Esencia de las esencias, esta Verdad de las verdades, este Misterio de los misterios, posee reflejos, auroras, apariencias y esplendores en el mundo de la existencia. El levante de tales esplendores, el lugar de tales reflejos y la aparición de tales manifestaciones son los Sagrados Puntos de Amanecer, las Realidades Universales y los Seres Divinos, quienes son los verdaderos espejos de la santificada Esencia de Dios. Todas las perfecciones, mercedes y esplendores que provienen de Dios se tornan visibles y manifiestos en la Realidad de las Santas Manifestaciones, tal como el sol resplandece en un limpio y bruñido espejo, con todas sus perfecciones y sus gracias. Si se dijera que los espejos son las manifestaciones del sol y los puntos de amanecer del astro naciente, ello no significaría que el sol haya descendido desde las alturas de su santidad, ni que haya venido a alojarse en el espejo, ni que la Realidad Ilimitada esté circunscrita a este plano de manifestación ¡Dios no lo permita! Ese es el creer de los antropomorfistas. Antes bien, todas las alabanzas, descripciones y expresiones de exaltación que se refieran a las Santas Manifestaciones, es decir, todas las descripciones, cualidades, nombres y atributos mencionados por nosotros corresponden a las Divinas Manifestaciones. Mas, puesto que nadie ha alcanzado la realidad de la Esencia de la Deidad, tampoco nadie es capaz de describirla, explicarla, alabarla o glorificarla. Así pues, todo lo que la realidad humana conoce, descubre y comprende en materia de nombres, atributos y perfecciones de Dios, se refiere a las Santas Manifestaciones. No hay entrada a nada más.

Sin embargo, solemos hablar de los nombres y atributos de la Realidad Divina, glorificando a Dios y atribuyéndole vista, oído, poder, vida y conocimiento. Confirmamos esos nombres y atributos, no para dar prueba de las perfecciones de Dios, sino para negar que puedan existir en Él imperfecciones. Al contemplar el mundo existente, vemos que la ignorancia es imperfección y el conocimiento es perfección. De ahí que digamos que la Esencia santificada de Dios es sabiduría. La debilidad es imperfección, y el poder es perfección. Consecuentemente, decimos que la Esencia santificada de Dios es la cima del poder. No es que podamos comprender su sabiduría, su visión, su poder o su vida, algo que sobrepasa nuestra comprensión. Pues los nombres y atributos esenciales de Dios son idénticos a su Esencia, y su Esencia está por encima de toda comprensión. Si los atributos no fueran idénticos a la Esencia, necesariamente habría también una multiplicidad de preexistencias, y existirían diferencias entre los atributos y la Esencia; y como la preexistencia es inevitable, entonces, la sucesión de preexistencias sería infinita. Todo lo cual es un error palpable.

Por consiguiente, todos estos atributos, nombres, loas y alabanzas se aplican a los Puntos de Manifestación. Fuera de ello, cuanto pensemos y conjeturemos es mera imaginación, ya que no podemos aspirar a comprender lo que es invisible e inaccesible. Por ello se ha dicho: "Todo lo que habéis discernido por medio de la ilusión de vuestra imaginación en vuestras sutiles imágenes mentales, no es sino una creación como vosotros mismos, y a vosotros revertirá".

Es evidente que si deseamos imaginar la Realidad de la Deidad, esta imaginación constituye el contenido, y nosotros el continente. Asimismo, es indudable que el continente es mayor que el contenido. De ello se desprende clara y evidentemente que si concebimos una Realidad Divina fuera de las Santas Manifestaciones, el resultado es pura imaginación, pues no existe medio de allegarse a la Realidad de la Deidad que no nos esté vedado. En ese sentido, todo cuanto nos imaginemos es mera suposición.

Según eso, repara en cómo los diferentes pueblos del mundo dan vueltas alrededor de sus imaginaciones, venerando los ídolos de sus ideas y conjeturas. No son conscientes de ello. Creen que sus imaginaciones son la Realidad, esa Realidad que está alejada de toda comprensión y purificada de toda descripción. Se consideran a sí mismos como el pueblo de la Unidad, y a los demás como adoradores de ídolos; pero los ídolos cuentan con cierta existencia, aunque sólo sea mineral, en tanto que los ídolos de las ideas y de las imaginaciones de los hombres no son sino fantasías, carentes siquiera de consistencia pétrea. "Cuidaos, oh vosotros que estáis dotados de discernimiento".

Has de saber que los atributos de perfección, el esplendor de las divinas generosidades y las luces de la inspiración son visibles y evidentes en todas las Santas Manifestaciones. Con todo, la Gloriosa Palabra de Dios -Cristo- y el Más Gran Nombre -Bahá'u'lláh- constituyen manifestaciones y pruebas en sí mismas más allá de toda imaginación, pues poseyeron todas las perfecciones de las Manifestaciones anteriores. Más aún, poseyeron ciertas perfecciones en virtud de las cuales otras Manifestaciones mostraron dependencia. Todos los Profetas de Israel fueron centros de inspiración, como también lo fue Cristo, mas ¡qué diferencia entre la inspiración del Verbo de Dios y las revelaciones de Isaías, Jeremías y Elías!

Piensa que la luz es la expresión de las vibraciones de la materia etérea. Los nervios del ojo se ven afectados por esas vibraciones, y así se produce la visión. La luz de la lámpara existe a través de la vibración de la materia etérea. Igual sucede con el sol, mas ¡qué diferencia entre la luz del sol, y la luz de las estrellas, o la de la lámpara!

El espíritu del hombre aparece y se manifiesta en la condición de embrión. Al llegar a la madurez la persona surge esplendorosa y diáfana en su condición más lograda. El espíritu es uno, pero en la condición embrionaria, las facultades de la vista y el oído se hallan ausentes. En cambio, durante la madurez se muestran con el mayor brillo y esplendor. De igual modo, la semilla comienza por echar hojas, y así es como se manifiesta el espíritu vegetal. En el estado de fruto el mismo espíritu se hace patente con la mayor perfección, mas ¡qué diferencia entre la condición de las hojas y la del fruto! Pues del fruto surgen un centenar de miles de hojas, si bien todas ellas crecen y se desarrollan por medio del mismo espíritu vegetal. Observa la diferencia entre las virtudes y perfecciones de Cristo, el esplendor y la brillantez de Bahá'u'lláh, y las virtudes de los Profetas de Israel, tales como Ezequiel o Samuel. Todos fueron manifestaciones de inspiración, pero entre ellos existe una diferencia infinita. (Abdu l Bahá, en contestación a unas preguntas).

Los escritos bahá'ís proporcionan la orientación necesaria para que los bahá'ís (los seguidores de Bahá'u'lláh) cumplan con el propósito fundamental de la vida humana: conocer, adorar a Dios y "llevar adelante una civilización en continuo progreso" fundada en la unidad, en diversidad de la humanidad, la paz mundial y el orden mundial. Los escritos bahá'ís insisten en la necesidad de educar el buen carácter mediante el desarrollo de cualidades espirituales tales como la honestidad, la honradez, la compasión y la justicia. Dichas cualidades se logran gracias a la oración, la meditación y el trabajo realizado en espíritu de servicio a la humanidad. Todas estas cualidades constituyen para los bahá'ís expresiones con las que se alaba a Dios.

Las enseñanzas centrales de la Fe bahá'í son: la unidad de Dios, la unidad de la religión y la unidad de la humanidad. Los principios fundamentales proclamados por Bahá'u'lláh son los siguientes: la verdad religiosa no es absoluta sino relativa; la revelación divina, la revelación progresiva es un proceso continuo y progresivo; todas las grandes religiones del mundo: Hinduismo: Khishna. Judaísmo: Moisés. Zorastrianismo: Zoroastro. Budismo: Buda. Cristianismo :Jesucristo. Islam: Muhammad. Fé Babí- Babismo:ElBáb.FéBahái:Baháulláh;son divinas en su origen, y sus misiones representan etapas sucesivas en la evolución espiritual de la sociedad humana. Bahá'u'lláh enseña que el propósito de la religión es promover la concordia y la unidad, y que la religión es el principal medio para el logro de la paz y el progreso ordenado de la sociedad. En los escritos bahá'ís se perfila lo que han de ser las instituciones necesarias para el establecimiento de la paz y el orden mundial. Ello entraña el establecimiento de una federación o mancomunidad mundial de naciones dotada de sus correspondientes brazos ejecutivo, legislativo y judicial; la adopción de un idioma internacional auxiliar; la implantación de una economía mundial, así como de un mecanismo de intercomunicación mundial completado por un sistema universal de moneda, pesas y medidas.

En las escrituras baháis DIOS no es solamente el Creador acerca de quien Bahá u lláh declara: " ¿Qué poder puede poseer la efímera criatura al estar cara a cara con Aquél Quien es el increado?" si no también el Hacedor y el modelador, "el Hacedor de la tierra y el cielo", en otras palabras, de lo visible, lo tangible, y lo invisible, lo espiritual. DIOS es también el "Modelador del Universo", lo que expresa un sentido de artesanía, de un artista y su obra, de una consciencia directa de lo que Él llama "el Antiguo Ser", interesado en Su obra, no un Ser antropomórfico (referente, a las cualidades del hombre), sino una "Esencia Infinita", una "Eterna Esencia de Esencias", una "Esencia incognoscible", Quien es el "Origen de todas las cosas", a Quien Bahá u lláh se dirige como:

El Orbe central del universo, su Esencia y Fin último.

¡Tú, en cuya mano están los dominios de la revelación y de la creación y los reinos de la tierra y del cielo!

¡OH DIOS, que eres el Autor de todas las Manifestaciones, el Origen de todos los Orígenes, la Fuente de todas las Revelaciones, el Manantial de todas las Luces!

El "Manantial de todas las Luces" tiene casi consecuencia científica si se piensa en las nebulosas y los millones de universos-isla, pero para Bahá u lláh es una descripción de DIOS. También lo es "el Poseedor de la creación entera", Aquél que está "más cerca de todas las cosas que lo están ellas de si mismas". Por cierto es una relación muy personal la que aparece en las Palabras ocultas(de Bahá u lláh): "Amé tu creación, por eso te creé". DIOS es Aquél "a Cuyo conocimiento nada escapa y a Quien nadie puede frustrar".

Aquél con Quien nadie puede compararse, a Quien no puede ser unidos socios, El Soberano

Protector de todos los hombres y el encubridor de sus pecados.

"Todo cuanto existe en el cielo y la tierra, lo he ordenado para ti, no a si el corazón humano,

Que lo he predestinado como aposento de mi belleza y de Mi gloria, más tú has dado a otro Mí

Albergue y mi morada. Y siempre que la Manifestación de Mí santidad, ha buscado su propio

Hogar, ha hallado ahí un extraño y se ha apresurado sin abrigo al Santuario del Bien amado,

No obstante he guardado tu secreto no he deseado tu vergüenza y más de un amanecer desde

El Reino del infinito Me he presentado a tu morada encontrándote en el lecho del ocio

Entretenido con otros. Entonces, como un destello del Espíritu regrese a la esfera de la Gloria

Celestial y en Mi Reino no lo di a conocer a las huestes de los Santos. (Baháulláh).

El Todo glorioso, a Quien todos invocan en su ayuda.

El Omnipotente protector de la creación entera.

El Conocedor de lo visible y lo invisible.

La verdad, Quien conoce las cosas secretas.

El Poseedor de la creación entera.

Aquél que no tiene par ni igual.

DIOS atestigua la unidad de Su Deidad y la singularidad de Su propio Ser.

Tú eres uno solo en Tu propio Ser, uno solo en Tu Causa y uno solo en Tu Revelación.

El punto de Adoración de todos los que están en los cielos y todos los que están en la tierra.

El Bienamado de los mundos.

La Exultación de los corazones que suspiran por Ti.

El Amado de toda la creación y el Deseo del universo entero.

Tú quien riges todas las cosas.

El Ordenador, tanto en el principio como en el fin.

Tu Revelación que es idéntica a Tu Ocultación.

La existencia misma es como nada al enfrentarse a las enormes y múltiples maravillas de Tu incomparable Ser.

Dios: el orbe central del Universo, su esencia y fin último

Pruebas de la existencia de DIOS:
Entre las pruebas de la existencia de Dios se encuentra el hecho de que el hombre no se creó así mismo. Al contrario, su creador y diseñador es otro y no él mismo.

El mundo contingente es fuente de imperfecciones; Dios, en cambio, es la fuente de las perfecciones. Las imperfecciones del mundo contingente constituyen en sí mismas una prueba de las perfecciones de Dios.

En el mundo contingente hay ignorancia, necesariamente ha de haber conocimiento, pues si no existiera el conocimiento tampoco podría existir la ignorancia. La ignorancia es la inexistencia del conocimiento. Si no hubiera existencia la inexistencia no podría comprenderse.

No cabe duda de que el mundo contingente está sometido en su totalidad a una ley y dominio a los que jamás puede desobedecer. Incluso el hombre también está obligado a someterse a la muerte, al sueño y a otras condiciones. Es decir, en ciertos respectos, el hombre está gobernado. Tal condición de gobernado implica necesariamente la existencia de un gobernante. Puesto que la dependencia es un rasgo de los seres contingentes, y esta condición de dependencia es una necesidad esencial, por fuerza debe existir un ser independiente cuya independencia sea esencial.

Del mismo modo se comprende que donde haya enfermos haya también personas sanas. De no haber salud la enfermedad de los primeros no podría comprobarse.

Por esta razón, se hace evidente que existe un Todopoderoso Eterno, quien es poseedor de todas las perfecciones, pues, de no poseerlas, sería igual a su creación.

Ocurre lo mismo en toda la extensión del mundo de la existencia: la más pequeña de las cosas creadas prueba la existencia de un creador. ¿Es posible entonces que este universo vasto e infinito se haya creado a sí mismo y haya alcanzado la existencia por obra de la materia y de los elementos? ! Cuán errónea es tal suposición!

(Abdu'l-Baha, Contestación a unas preguntas)

El conocimiento que el hombre tiene de DIOS:
Sabe que existen dos clases de conocimiento: el conocimiento de la esencia de una cosa, y el conocimiento de sus cualidades. En realidad, la esencia de un ser se conoce por sus cualidades; por lo demás, permanece desconocida y oculta.

Puesto que nuestro conocimiento de las cosas, incluso de las cosas creadas y limitadas, es un conocimiento de las cualidades y no de la esencia ¿cómo es posible comprender la esencia de la Realidad Divina, que es ilimitada? Porque la esencia íntima de algo no puede ser comprendida, tan sólo sus cualidades lo son. Por ejemplo, si bien ignoramos cuál sea la esencia del sol, empero, conocemos de éste cualidades como el calor y la luz. Análogamente, la esencia íntima del hombre no es evidente ni conocida; pero al hombre se le puede llegar a caracterizar y conocer por sus cualidades. De este modo todas las cosas nos son conocidas no por su esencia, sino por sus cualidades. Por más que la mente, al abarcar todas las cosas, adquiera conocimiento sobre las realidades exteriores, éstas no obstante permanecen ignoradas en lo que respecta a su esencia; tan sólo nos son conocidas en lo que respecta a sus cualidades.

¿Cómo es posible, entonces, que el Señor eterno y sempiterno sea conocido en Su esencia, santificado como está de toda comprensión y concepción? Siendo así que las cosas sólo son cognoscibles por sus cualidades y no por su esencia, resulta indudable que la Realidad Divina permanece asimismo desconocida en Su esencia, y que únicamente es conocida en cuanto a los atributos. Además ¿cómo se concibe que la realidad fenoménica aprehenda o abarque a la Realidad Preexistente? Pues la comprensión se obtiene al abarcar, para que haya comprensión debe existir antes abarcamiento, y solamente la Esencia de la Unidad lo abarca todo sin ser abarcada por nada.